miércoles, 24 de febrero de 2010

Instinto criminal

No sé si alguna vez les ha pasado, pero en este trabajo he estado desarrollando casi a diario unas infinitas ganas de agredir físicamente a varias personas. Podría apostar que en todos sus trabajos hay un personaje que les provoca repulsión, que quisieran vomitar cada vez que los mira y para su desgracia, casi siempre, tiene más poder que ustedes.

En este lugar llevo un año y no sé cómo lo he logrado, si desde el primer mes empecé a notar unos seres extraños que definitivamente hacen la vida de cualquier ser humano más amarga y lo peor: no todos son jefes!!!.

Imagínense ustedes sentarse frente a un casi anciano que les dice que no tienen idea de lo que hacen y empiece a poner ejemplos completamente ochenteros de cómo hacer bien las cosas (claro, en los 80’s el man estaba en la flor de su vida). Pues yo tengo un jefe así y en cada oportunidad de estas, no me quedó más remedio que sonreír, una sonrisa puesta a las malas, con tembladera de labio y tic en el ojo derecho… pero como una princesa siempre le permití “enseñarme cómo hacer bien mi trabajo” – es justo aclarar que no tengo un pelo de idiota en lo que hago – . Después de unas 10 reuniones de este mismo tipo, me imaginaba, al mejor estilo Ally McBeal, trepar por su escritorio y darle un golpe a esa brillante y pecosa calva.

Pensé que ese era mi único problema y a medida que han pasado los meses han ido apareciendo otras delicias que contar. Los colombianos son muy idiotas (no se ofendan, déjenme terminar), llega un extranjero y piensan que es la luz del negocio “eso por allá la educación debe ser mejor, están mejor preparados…” como si un acento les proporcionara más neuronas, pero así somos y a mi me tocó pagar las consecuencias: uno que sabe que no es nadie en su tierra y viene a timar a todos aquí. Pero a mi no me tima, así que ver como asesina cada cosa que hace me da úlcera, la bilis se confunde con la sangre y el balcón que tengo al frente parece el perfecto para un: “que parezca un accidente”.

Pero hoy he tenido el instinto más implacable, si les parece que Ally podría ser exagerado, que solo en las novelas los personajes se quedan echando globo imaginando cómo vengarse, no han tenido un cretino al frente de la magnitud de este.

No es extranjero, ni siquiera es profesional (podríamos decir entonces que es un maldito bachiller), eso sí, es muy bueno en algo: ser mediocre, en eso si la tiene muy clara. Además de llegar a la hora que quiere, de hacerlo todo muy mal, le encanta fastidiar. Es un treintañero con alma de 15 que pone música electrónica a todo volumen (de ese tipo de electrónica que solo es soportable con 5 anfetaminas o 10 botellas de alcohol adulterado) o cuando está “romántico” pone música con letras que canta a grito herido con su patética voz y mal hablado inglés.

Hoy después de unas 3 horas de electrónica, a las once de la mañana y en sano juicio, le pedí que le bajara, lo que concluyó en una discusión con tintes de “yo hago aquí lo que se me da la gana”. En ese momento quise, sin más preámbulos, quemarle con agua caliente su repugnante cara, nunca tuve un deseo tan claro, la imagen de su cara cambiando de una sonrisita a una de un dolor que se siente hasta en los tuétanos. Ahora pienso que si hubiera tenido mi taza lista para un té, ésta habría terminado en su cara y yo con una demanda por agresión.

Creo que debo irme de aquí, tanta estupidez en un solo lugar me ha producido gastritis y una que otra migraña, pero mientras puedo salir de este cuchitril, debería considerar tras cada improperio, ir al parque más cercano a gritar a todo pulmón: los odio hijueputassssssss.


Anónim@




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2 comentarios:

Anónimo dijo...

EXCELENTE!!!!! En mi oficina también hay un par de hIju3Pu7iC@s que merecen un trato similar....

Vivian Gil-Ro dijo...

Me pasó lo mismo una vez, llegaba a mi casa a llorar de la piedra que me daba cada idiotez que mi jefe inepto hacía. Definitivamente lo mejor es renunciar.

Cuando lo hice, el pendejo ese no tenía idea qué hacer con mis tareas, a pesar de haber dejado un manual paso a paso con todo lo que tenía a cargo, y me llamaba a diario...obviamente, jamás le contesté. Muajajaja.

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