Tal vez porque nos confronta contra esos sin sabores que escondemos a los demás, pero principalmente a nosotros mismos, esos ardores escondidos en un rincón de nuestro ser y que saltan ya sea manifiestos en un dolor físico o en una actitud defensiva de supremacía vacía.
Es tan de los mortales, tan del común y por ello no es malo, es propio del ser humano creer que sus actuaciones son las mejores y vamos a terapia y tenemos amigos y les contamos lo que creemos son, con sinceridad, nuestras emociones, y nos sentimos bien cuando aprueban, cuando creemos que entienden nuestro punto de vista. Nada como la aprobación de los otros para creernos invencibles.
El terror ataca cuando alguno - terapista o amigos - nos confrontan entonces acudimos a la táctica de decir sólo aquello que nos resulte conveniente y adecuado para así obtener la respuesta deseada: aprobación; a eso se reducen las relaciones sociales, sean del nivel que fueran, salvo la aceptación de grupo o sin ello no somos nada.
Sí claro, somos autónomos, independientes, mordaces, nos adelantamos al devenir para que así no nos rompa el espíritu pero en realidad, ¿qué sacamos con eso? lo de siempre: soledad neta, pura y límpia. Eso de estar consigo mismo es aterrador. Nadie lo acepta, en silencio leerá estas palabras y usará frases ofensivas para el lector que divaga en las letras, y cuyos escritos son una diatriba, tal vez desesperada y eso produce sumpremacía en el lector.
Terapia de choque a verte a ti mismo a aceptarte con peros, a verte al desnudo, a no fingir. Necesitas del conocimiento no para compartirlo, no para construir, no para ser un ser humano maravilloso, no. lo necesitas para demostrar algo y para llenar ese vacío que te niegas a ver.
Usar y desechar. Esa es la política sustentada en la dialéctica interminable de discursos angustiantes, de frases cortas de silencios que te ahogan. Hablas con otros pero no dices lo que sos. Simplemente justificas porqués que no te llenan a ti. Los demás saben que no puedes dar y ellos no están dispuestos a moverse y aún te sorprendes.
Terapistas y amigos verán tu punto de vista y satisfecho creerás que sus palabras son un sustento, ellos no conocen otras facetas y la verdad tiene caras diversas e intentarán sacarte, el terapista porque es su trabajo, los amigos algunos por compasión y otros por hastío darán la razón que necesitas para vivir.
No te aterres, no eres mala, pero lo justificas y en el fondo te encanta. Atención, miradas banales que igual dejan el agujero maloliente.
Felicidades, ganaste. Tienes la sapiencia que soporta tu actitud.
A ver cómo vives con eso.
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