sábado, 26 de junio de 2010

Coleccionando razones

La historia de esta semana no es tan anónima. Reflexiones, amor y desamor. Le agradecemos mucho a la autora, @lexsinger, por su colaboración.

Esperamos tus comentarios y tus historias.
Un abrazo anónimo.

-- Equipo Soy Anónimo
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Para escuchar mientras lees...







Dicen que la falta de conocimiento no es ignorancia sino inocencia y yo estoy de acuerdo. Cuando somos niños carecemos del desgaste mental y emocional que dan las experiencias y metemos el dedo en el enchufe sólo una vez, después de ese “corrientazo” no repetimos. Crecer nos da todas las herramientas para repetir conscientemente nuestros errores, porque con el primero nunca es suficiente.

Las cosas no son buenas ni malas, simplemente son. Nuestros sistemas de creencias han dado valores a las situaciones de la vida: robar, matar, mentir o desear la mujer/hombre del prójimo. Éste último es de los más complejos, se enfrentan la religión, el amor y la condición humana. Si a usted le quitan el marido le parece malo y la vieja es una perra, pero si usted se enamora del marido de alguien repite: “En las cosas del corazón nadie manda”. Seamos sensatos: Ambas situaciones son mal vistas, serán reprochadas y no hay un ser humano lo suficientemente evolucionado y sin ego que diga: “Ah te enamoraste de otra, ok dale, los mejores deseos en esa nueva relación”.

Yo he amado un hombre casado y en una teoría de varios semestres, él a mí. No soy de las mujeres que se repetían constantemente que nunca se meterían con un esposo ajeno, pero era de esas reglas tácitas que empoderaban las mamás para aumentar el autoestima y la dignidad de sus hijas. Siempre fui consciente del estado civil de mi tipo, sólo que la relación comenzó cuando aún no se había casado; por tanto guardé una leve esperanza de ser la culpable de dañar el matrimonio, antes que la bendición del padre me condenara al infierno o, peor, al purgatorio.

Obviamente ya deben saber que él sí se casó y que yo terminé en el mismísimo despeñadero emocional, donde la cabeza es un estropajo pero el corazón la parte amarilla de la esponja para lavar los platos.

No escribo un diario, pero si grabara todas las razones que coleccioné para seguir a su lado aún así él se haya casado, tendría un manual de cómo auto flagelarse emocionalmente y con mucha inteligencia. Para herir se necesita tacto, no basta con ser un desgraciado. Hacer el amor fue el menor de los pecados, al final mi cuerpo no reprocha ninguna de sus caricias; en cambio soñamos con viajar juntos, escogimos lugar para la luna de miel (aquí es el momento de hacer la cara de “¿Cómo así?” o “Mucha güeva”, usted escoja) y hablamos de los hijos; eso sí lo reprocha el alma y el cacumen porque ahora que lo reescribo me siento más humana que nunca, por lo ciega que me tenía ese amor.

No me arrepiento. Durante todo el tiempo que estuve a su lado me enfrenté a mis miedos, aumenté mi confianza, terminé con mis ataduras y comí mucha mierda, pero a mí me sabía delicioso. Tengo la total convicción de haber hecho lo que mi cuerpo y mi corazón quisieron al mismo tiempo. No fui en contra de mí, fui en contra de lo que dicta un sociedad poco ecuánime y desequilibrada pero sociedad al fin y al cabo. Recogí en mi costal de experiencias varias razones para repetir a gusto o para determinadamente voltearle la cara a ese tipo de situaciones, sin embargo lo que más claro me quedó es que para poder tomar una decisión con conocimiento del daño o satisfacción que pueda éste dar a la vida, se deben coleccionar razones; buenas o malas, eso ya lo decidirán ustedes.

@Lexsinger



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Próximamente: "Bajó la fiebre"

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sábado, 19 de junio de 2010

Mi confesión


Estamos estrenando diseño.

Queremos mejorar para ofrecer siempre ese espacio que todos necesitamos de vez en cuando para desahogarnos o para contar aquella historia que tenemos atrapada en la garganta. Si tienes alguna sugerencia háznola saber escribiendo a blogsoyanonimo@gmail.com

La historia de hoy es una confesión femenina, disparada por eventos recientes e inesperados. Como siempre muchas gracias a la autora. Disfruten la historia y bienvenidos.

-- Equipo Soy Anónimo
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Para escuchar mientras lees:



Tengo 21 años, soy estudiante y trabajo, parezco una mujer demasiado inocente pero mi pasado muy pocos los conocen, más porque prefiero ocultar errores de los cuales no me arrepiento, pero a veces creo cambiaron mi vida y mi naturaleza, y en este caso son SOLO MÍOS.

Perdí mi virginidad a los 14 años, de la manera mas inesperada, él con 23 años aprovechando mi inocencia y mis ganas de experimentar logró enredarme en un juego que yo sabía tenía sus limites, pero era imposible parar cuando experimentábamos el sabor de lo prohibido. Él, un paisa encantador, con su acento y su juego me "calento la oreja". ¡Claro! yo era su objetivo, su tentación, la más grande, ¡¡no nos digamos mentiras!! una mujer virgen a los 14 para un hombre es una de las cosas mas excitantes, un reto, ... era casado... vivía en mi casa, lo que nos permitio mantener nuestros encuentros secretos en silencio. Pero tambien de la manera más inadecuada. El placer de lo prohibido, repito, es lo mejor.

Su mirada me cautivó y sus detalles conmigo siempre fueron los mejores, ¡¡me trató como a una princesa!! y yo con el poder de la seducción logré tenerlo para mí, como lo quise desde un principio... un año, un año en el que yo siempre supe en que iba a terminar todo, pero no me enamoré, no me ilusioné!! Nunca tuve celos de verlo salir de la mano con su esposa en frente mío, o besándola... era simple, él iba a ser mío al fin y al cabo, lo que yo aproveché!

Sí, perdi mi virginidad con un hombre diez años mayor que yo y casado... eso ahora es tan normal que aunque no lo sabe "casi nadie" ahora me atrevo a comentarlo de la forma en que lo hago... se acabó y ahora él esta en Manizales, se separó, pero tiene una hija con la que antes era "mi rival" JA! ... nunca lo supo... pero ahi está! ... yo cumplí con mis objetivos, estuve con él y lo disfruté, él podrá decir ahora que se comió a una virgencita y que alguna vez hizo mujer a una niña...

Nuestro adiós fue por medio de una llamada que él me hizo, diciéndome que se iba para Venezuela, quedé atónita, no lo creía pero por alguna razón ese día no le dije nada simplemente le desee un buen viaje y que todo lo que deseaba le saliera bien, después, mucho tiempo después -en realidad hace mas o menos cinco minutos- me doy cuenta de que esa llamada estaba siendo supervisada por su esposa, que ese dia no fueron a el evento que tenían porque ella se dio cuenta que yo me acosté con SU marido en SU cama y en SU nueva casa...y así mismo SUS vecinos nos delataron.... mmmmm interesante. Mi secreto está con ella...pero está a salvo, eso lo tengo claro...

Las consecuencias: No salgo con hombres de mi edad y menos que sean menores. Tampoco casados, obviamente! entiendo lo que es el sexo casual, no pido que me quieran, me besen o me abracen apenas termino de hacerlo con un man! ... ¡¿pa qué eso?! ¡¿si al final ya te hizo lo que te tenia que hacer?! ... ; me dejo llevar pero aprendí que los limites deben respetarse también; soy algo prevenida ante los hombres y también sé cuando es el momento de decir adiós y retirarse! ...

Anónim@


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Próximamente: "Coleccionando razones"


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lunes, 7 de junio de 2010

Fue... pero aún lo es!

Era mi amigo de muchos años, e incluso era mi cómplice cuando me paraba en la tarima del colegio a cantar o recitar algún poema; no lo niego, de adolescente me encantó. Esa faceta de chico rebelde, del que lo que dijera el mundo le valía nada, y hasta se rumoraba en el pueblo que él tenía un misterioso pacto con el diablo; y yo, orgullosa de ser parte de su selecto grupo de amigos, de poderme sentar en la terraza de su casa a hablar y que la gente pasara por nuestro lado y le mirara con temor, odio o que se yo, y que me mirara a mí como la atrevida a sentarse con el supuesto 'satánico'.

Siempre fuimos buenos amigos, llegó el momento de marcharme a mi ciudad a continuar mis estudios de bachillerato, me fui con la promesa de escribirle cada vez que pudiera, y así lo hice, aunque tiempo después me enteré que ninguna de mis cartas le llegó; mi familia no veía con buenos ojos mi amistad con él, así que montaron todo un complot para retener cualquier correspondencia que yo enviara a su nombre, cosa de la que me vine a enterar después, y que hasta ahora ellos no saben que yo sé.

Mi vida dio giros, vueltas, pataletas, fracasé, triunfé, me caí, me levanté…. Y cada vez que podía recurrí a ciertas fuentes confiables y les preguntaba por él, me contaron que vivía con alguien, luego me dijeron que tenía una bebé con esa alguien… yo pues le recordaba con cariño y sí!, con ganas de verlo nuevamente y saber que pasó con su loco mundo; se me presentó la oportunidad de volver a ese pueblo y por varios días. Me fui a administrar el negocio de una tía, negocio que quedaba justo enfrente del suyo… llegué, miraba ansiosa hacía aquel local buscándole, hasta que en una de esas nuestras miradas se encontraron, él cruzó la calle, se acercó, me apretó fuerte contra su pecho y me dio un beso en la frente, solo me dijo: “pensé que no te volvería a ver más”… me quise derretir, pero no, yo diplomáticamente le dije que de igual manera estaba feliz de verlo, aunque lo único que mi mente decía era: “Dioss que bueno está”. Trataba de disimular que su mirada, que su cercanía, me ponían nerviosa… le ofrecí una silla y hablamos largo y tendido acerca de nuestras vidas.

Los días pasaron y poco a poco me fui dando cuenta que el tono de su mirada era distinta, era como un “me encantas” y obvio que el tono de la mía también cambió, era un: “a mi también”; una de esas tardes de tertulia, sin anestesia, sin preámbulos, sin rodeos, me dijo que era la mujer de la que siempre estuvo enamorado, que era su niña, su princesa; que nunca me dijo nada porque sabía que en ese entonces era un adolescente loco y que lo que menos quería era hacerme daño; que era el amor de toda su vida; juro que quise estamparle un beso pero recordé “vive con alguien… tiene una niña” y me frené; le confesé que también en esa época me encantaba y que ahora aún más… hubo silencio, me tomó de la mano y me entregó una carta y se fue; en esa carta explica como cual poeta todo lo que su corazón sentía y cuando a solas la leí, sentí ese amor.

Miradas iban y venían, hasta que un día me pidió un beso, yo accedí y quedamos en encontrarnos en uno de esos lugares oscuros del pueblo, donde nadie nos viera y solo la noche fuera testigo. Llegué a la hora pactada, ya él estaba ahí… medio cruzamos palabra; las manos me sudaban, no era capaz de mirarle a la cara, me preguntó algo y yo respondí mirando el suelo; cuando de repente sentí su mano tomándome de la cintura y su otra mano levantando mi cara, cerré los ojos y sus labios se fundieron con los míos, le abracé fuerte como queriendo retenerlo a mi lado, nos miramos reímos, no soporté le tomé de la camisa y le dí otro beso…

Esa cita se repitió otra vez. Ya para está ocasión estaba menos nerviosa, apenas nos vimos nos tomamos de las manos y nos abrazamos, era una mezcla de nostalgia, de amor, qué sé yo… hubiésemos querido permanecer así… me repetía una y otra vez al oído que era el amor de su vida, que nunca iba a amar a alguien como me amaba a mí, yo solo alcancé a decir un “Te quiero” pero de esos que salen del alma como sí fuera un ultimo aliento de vida, puso sus labios sobre los míos, nos besamos lento, como queriendo degustar cada segundo, como queriendo que nunca acabara; sus manos rozaban mi espalda, mis manos imitaban sus movimiento; ese día nos miramos como nunca antes lo habíamos hecho, ese día solo la nostalgia invadió nuestro corazón.

Poco tiempo después me citó a otro encuentro, esta vez también sin preámbulos como cuando él me declaró su amor, le dije que no, que no estaba bien que siguiéramos en esas; él mal o bien había decidido formar una familia y yo, aunque fuese su amor, no me iba a meter; él solo me respondió "está bien, te entiendo, gracias por darme algo de ti, te voy a querer hasta que seamos bien viejitos, ahora solo te pido, enamórate, cásate, sé feliz con alguien que te dé todo lo que yo no puedo, ama libremente, porque no mereces un amor a escondidas" …

Volví a mi ciudad, de vez en cuando me llama y hablamos como los grandes amigos que somos, pero siempre queda ahí en el silencio eso que solo él y yo sentimos.

_/C
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Próximamente: "Mi confesión"

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